La ficción narrativa ofrece mundos posibles que a veces
resultan muy reales, como en esta novela de Laura Freixas, de
autodescubrimiento. Porque es fácil reconocer el contexto, el pasado reciente,
y verse en el espejo de las experiencias, incertidumbres y dificultades de las
protagonistas y en su despertar a la individualidad.
Áurea es una mujer adulta que, en conversación con Claire,
con la que se reencuentra, indaga sobre un acontecer iniciático que marcó su
nacimiento a la curiosidad, a la crítica, al cuestionamiento... pilares
desasosegantes de mujeres que no se acomodan, que persisten en la búsqueda de
la libertad personal aunque se sepan con los pies en el cepo.
Sucede un verano,
cuando con 14 años emprende un viaje sin retorno desde varias dimensiones. Del
interior profundo a la costa, de la sobreprotección maternal a ser la extraña
invitada de una familia rica, de la rudeza de un entorno socialmente
desfavorecido a la sofisticación de la burguesía catalana... Allí descubre un
cúmulo de intangibles que le impactan por la solidez de lo sensual y la
apertura mental (el mar, los colores, el arte, la pintura...), dejando huellas
en su biografía ética y emocional (las diferencias sociales, la conciencia de
ser pobre, de ser mujer, la impostura...).
Relato en el que el tiempo narrado, según avanza el diálogo,
voltea el tiempo vivido, mientras la voz narradora, va desvelando verdades
ocultas en el devenir de los personajes, como Marina Soley, la joven catalana
idealizada antaño por sus arranques transgresores, o las diferentes madres, de
las que se ofrece un abanico que escapa al estereotipo, pues la relación
madre-hija es explorada sin encasillamientos, desde la interacción de varios
personajes. Incluso la forma de contar, apostando por una averiguación
secuencial desde la propia subjetividad, a partir un diálogo del que sólo se
escucha a una de las voces, enmarca una urdimbre de cotidianeidades que sólo
suelen mostrarse desde las miradas de las mujeres.
Laura Freixas abre a más mujeres el olimpo de los mundos
posibles. Sus complejas protagonistas, insertas en contextos sociohistóricos
específicos, expresan sin mediaciones sus deseos, vínculos y necesidades,
creando fisuras en un canon secularmente androcéntrico, construyendo el paisaje
de la igualdad también en el gran escenario del mundo literario.
Los otros son más
felices, de Laura Freixas. Barcelona 2011: Ediciones Destino.
(Reseña publicada en la revista Trabajadora, 44, mayo 2012).
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