sábado, 26 de enero de 2019

Feliz cumpleaños, Virginia Woolf


De cada lectura de Una habitación propia extraigo nuevos hallazgos. La obra que Virginia Woolf escribió en 1929 tomando como base unas conferencias que los colegios femeninos de las universidades de Cambridge, Girton y Newnham le solicitaron acerca del tema “Las mujeres y la novela”, y en la que se preguntaba por qué se encontraban tan pocas escritoras en la historia de la literatura inglesa, ya adelantaba algunas consideraciones acerca de la relación entre literatura y las condiciones de vida de las mujeres que hoy podríamos hacer extensivas a cualquier otro oficio de las mujeres, principalmente de orden creativo y cultural.
Esta obra nos sigue aportando ideas y reflexiones muy actuales sobre las desiguales condiciones de orden material económico y social entre mujeres y hombres en cuanto a acceso a recursos como la educación, la autonomía económica y el uso del tiempo, que obstaculizan el oficio de escritora, pero que podemos ampliar a las carreras profesionales de las mujeres. "La libertad intelectual depende de cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres han sido pobres, no sólo durante doscientos años sino desde el principio de los tiempos", escribió.
Y relata también las barreras de orden simbólico e institucional que va detectando en su revisión de las bibliotecas y la narrativa británica, como la instauración hegemónica de un canon patriarcal, el déficit en el reconocimiento de las escritoras, que atañe a las mujeres en general y a la valoración social de sus capacidades y sus trabajos.

Y refiere también las diferentes estrategias de escritura, de mirar y contar el mundo, entre mujeres y hombres. Con gran acierto apuntó una estrategia que desde el androcentrismo cultural se ha naturalizado: la función especular con que se apuntalaban a los personajes femeninos en las obras literarias masculinas, canónicas. Mujeres ficticias cuyo devenir literario quedaba en general reducido a engrandecer a los personajes masculinos, algo que vemos repetido todavía hoy con demasiada también en otras creaciones culturales, desde los dibujos animados al cine. En ellas, las mujeres aparecen en las tramas como meras espectadoras de las hazañas de los héroes o como su recompensa. Virginia Woolf lo expresó de manera genial: “durante todos estos siglos, las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una silueta del hombre de tamaño doble del natural”.
Virginia constató, por ejemplo, la pobreza e inseguridad que afectaba de manera principal a las mujeres respecto a los hombres, junto a la pervivencia de la misoginia cultural, el control de su libertad y su sexualidad a través de la castidad y los impedimentos presentes en la vida cotidiana para que las mujeres pudiesen ganarse la vida de manera autónoma mediante ocupaciones cualificadas. Todo ello enmarcado en un patriarcado social y político.
El pasado viernes, 25 de enero, hizo 127 años del nacimiento de Virginia Woolf. Un motivo para volver a leer alguno de sus libros, que nos siguen inspirando.
Nos inspiran su vida, sus obras, sus personajes, sus reflexiones. Es una figura imprescindible en la genealogía feminista y le debemos mucho.
Sus reflexiones rebosan cualquier intento de sintetizar. Su posición antimilitarista, antipatriarcal, a favor de la autonomía y los derechos de las mujeres son la mejor muestra de que sigue siendo muy necesario leerla.
Supo visibilizar los obstáculos de las mujeres a través de una hermana imaginaria de Shakespeare, pongamos (decía) que se llama Judith, y supo presagiar la forma de que Las nuevas Judith cumplan sus sueños: “Yo sostengo que (la igualdad) vendrá si trabajamos por ella, y que hacer este trabajo, aún en la pobreza y la oscuridad, merece la pena".

viernes, 4 de enero de 2019

¡Por un 2019 lleno de apasionantes lecturas!

Imagen de la Red Ecofeminista
En estos días me ha llegado por las redes un mensaje de la Red Ecofeminista: “¡La Red Ecofeminista os desea un feliz 2019 lleno de apasionantes lecturas feministas, ecologistas, animalistas y de medicina ambiental!”, con una imagen sugerente que compila algunos libros clásicos y fundacionales del pensamiento feminista y ecofeminista, con obras más recientes que ramifican y desarrollan estos pensamientos desde múltiples vertientes interdisciplinares, combinando investigación, pensamiento, activismo y prácticas feministas, ecofeministas, animalistas y de medicina ambiental.

Con alegría (no sé si con merecimiento, pero con indudable alegría), encuentro mi libro incluido en esta selección. Y, fundamentalmente, me alegro de que no prolifere la memoria McDonald propia de una era mediática de rápido consumo y veloz amnesia, y porque seamos capaces, individual y colectivamente, de recomendar y releer algunas lecturas claves, porque el pensamiento y la acción feminista, y ecofeminista de raíz ilustrada, no caducan.

Es cierto que en una selección siempre se encuentran obras a faltar, pero desde luego esta selección contiene muchos aciertos. Me parece un acierto el mapa temático que dibujan las obras seleccionadas, que calificaría de un mapa de emergencia para afrontar la crisis y el acechante colapso civilizatorio que nos envuelve y amenaza, lo miremos desde el lado de los derechos de las mujeres, de su salud, su autonomía y su seguridad, de una naturaleza reducida simbólica y materialmente a recursos desechables, de la mera supervivencia del planeta y sus habitantes, de la consideración moral y por tanto derechos de los otros seres sintientes… es decir, desde la justicia social, la justicia de género, la ecojusticia, la geojusticia…

Para ello, al menos a mí me resultan claves algunas obras del feminismo (Kate Millet) y del feminismo español de raíz ilustrada como las que se recogen en esta pequeña selección (Celia Amorós, Amelia Valcárcel, Ana de Miguel), me resulta clave la obra fundacional del ecofeminismo crítico de Alicia Puleo, las animalistas de Angélica Velasco y Marta Tafalla (aunque la de Marta Tafalla aún no la he leído es una de mis prioridades para 2019, puedo adelantar su carácter clave, conociendo anteriores publicaciones), y los desarrollos temáticos desde la ecocrítica, por ejemplo, o desde los movimientos de mujeres indígenas defendiendo la tierra (Aimé Tapia) y de los estudios de medicina ambiental de Carme Valls-LLobet. Y sin olvidar los documentados libros, con aportaciones fundamentales en sus temáticas abordadas, de Asunción Bernárdez, Juan Ignacio Codina, Beatriz Gimeno,  Kika Fumero y Marta Fernández Herraiz, Mar Verdejo y Marta de la Rocha, entre otras.

Muchas de estas lecturas recomendadas aún no las he leído, pero esta sugerente selección me invita a hacerlo, y ¡queda mucho 2019 por delante para leer en el tren!

Títulos de la imagen de la Red Ecofeminista:
Feminismo en un mundo global. Amelia Valcárcel.
Medio ambiente y salud. Mujeres y hombres en un mundo de nuevos riesgos. Carme Valls-Llobet.
Ecofeminismo para otro mundo posible. Alicia Puleo.
La ética animal. ¿Una cuestión feminista? Angélica Velasco Sesma.
La lactancia materna. Política e identidad. Beatriz Gimeno.
Pan y Toros. Breve Historia del pensamiento antitaurino español. Juan Ignacio Codina
Género y naturaleza en las narrativas contemporáneas francesa y española. Eva Antón Fernández.
Ecoanimal. Una estética plurisensorial, ecologista y animalista. Marta Tafalla.
Mujeres indígenas en defensa de la tierra. Aimé Tapia González.
We animals. Jo-Anne McArthur.
Historia Ilustrada de la teoría feminista. Marta de la Rocha.
Tiempo de feminismo. Sobre feminismo, proyecto ilustrado y postmodernidad. Celia Amorós.
Soft Power: Heroínas y muñecas en la cultura mediática. Asunción Bernárdez Rodal.
Lesbianas, así somos. Kika Fumero & Marta Fdez. Herraiz.
Política sexual. Kate Millet.
Fondo de Mar. Mar Verdejo.
Antología del pensamiento feminista español. Roberta Johnson & Maite Zubiaurre.
Zoópolis, una revolución animalista. Sue Donaldson & Will Kymlicka.
Neoliberalismo sexual. El mito de la libre elección. Ana de Miguel.